Tiempo aprox. de lectura: 2 minutos 9 segundos.
La misma sombra de aquel árbol marcaba el empedrado. La noche venía entre
los vientos de un jazz y el rumor lejano a mar. Los portales se encendían
uno a uno; se iba insinuando la escena nocturna. La noche traía el silencio, y las
voces ocultas
eran párpados que buscaban. Se vestía el cielo y se reflejaba en los
charcos de la calle. Llenándole los ojos
de nostalgia, aquel día le traía el pasado. La mirada buscaba la
sorpresa que no llegaba. Venía de
otras sombras, de rejas grises, de ventanas oscuras, de paredes
implacables marcadas de desidia. Su deuda era con su historia lejana que
lo
condenaba. Caminaba entre las primeras luces de neón altas y titilantes
confundiendo a la oscuridad. Su paso era cansino solo sentía en su
sangre el abrazo esperado, el roce de la piel que soñada una y otra vez.
Los autos marcados con luces eran
relámpagos para sus ojos hechos de interminables noches. Ciego se
dirigía al rincón de los recuerdos, aunque sabía con claridad que
mientras el tiempo pasa, la verdad huye. Aquel bar olvidado,
que respiraba
aún
el ambiente de otros tiempos, se le presentó como un barco a la deriva,
fantasma sacado de la bruma. La misma entrada, la misma luz esquiva y
parpadeante que anunciaba Cocktail and Dance. Se detuvo como si una mano invisible
venida del otro lado estuviera en su pecho. Latía su corazón y el
reencuentro tenía sabor amargo de años perdidos. Buscó en su gabán
oscuro un cigarro. Lo encendió con placer, quería sentirse envuelto en
un intenso humo. Desde la ventana unos ojos le encontraban. Le pareció
reconocer unas formas perdidas pero vivas en su mente. Nada lo detendría
era volver y ubicarse con su pasado que sabía no existía. El saxo
inundó la noche anunciando la llegada de quienes venían sin buscar,
solo
querían un encuentro. Traspasó aquella puerta, como quien se vuelve y no
encuentra su pasado, y lo invadió un sentimiento que resucitó en su
garganta. Era el aire que necesita, ese vaho, efluvios de whisky y
tabaco. Sus
ojos abrazaron el lugar desde dentro de su alma. El piano en fugaz
intervención parecía mentir el momento. Y
lentamente sintió un par de ojos que nuevamente le buscaban. Se rindió
a la llamada, y tropezó con su torpeza que salió de paseo con él. Años
entre cuatro muros perversos, y con un solo pensamiento de libertad sin
obstáculos. No
era la piel, no era la cabellera, no era aquella mirada, era solo aquel
espectro dibujado sobre otro dibujo de mujer. Y buscó los colores de unas
mejillas,
el calor de unas manos...y sintió por un instante un lejano
estremecimiento.
-Vamos... -le dijo.
Y salieron rumbo al mar, por una calleja que sinuosa demoraría el encuentro.
Prudencio Hernández Jr. (c) 2012
-Vamos... -le dijo.
Y salieron rumbo al mar, por una calleja que sinuosa demoraría el encuentro.
Prudencio Hernández Jr. (c) 2012
17 comentarios:
Gracias prudencio, por tus relatos
y poemas un blog muy interesante
y te felicito por ello, un placer
leerte a estas horas cuando ya todo
es paz y silencio, gracias por tu
buena disposición literario poete.
Un afestuoso saludo
Ángel-Isidro.
http://elblogdeunpoeta.blogspot.com/
Un relato que acerca ganas de seguir leyéndote, Prudencio.
Un abrazo
Siento que tu relato me llevó a un lugar que no he conocido, sin embargo me sentí ahi...y sentí tristeza, nostalgia..
Qué es lo que hacemos los humanos que abandamos el Alma?
Un gran abrazo y maravillosa entrada!
Saludos Prudencio ;-)
Ali ♫♪
Los encuentros con el pasado suelen ser eso, meros fantasmas llenos de humo, dibujos sobre quien fue y sobre quienes fuimos.
Tu relato me ha sumergido de lleno, hasta me he quedado envuelta en el humo de su cigarro.
Un beso Prudencio, me gusta tu prosa
Encuentro de un hombre que por años estuvo detrás de las rejas, encerrado entre los muros. Encuentro de un hombre con una mujer en el mismo bar...Buen relato Prudencio, sobretodo la atmósfera muy bien lograda.
Un abrazo desde mi querida tierra.
Mi querido amigo Pruden, un muy lindo relato de un encuentro como si el tiempo no hubiera transcurrido, la noche trae ese manto lleno de hechizo y magia, será la luna??, pero si te fija el día es distinto a la noche, así vemos también diferentes las cosas.
Un fuerte abrazo con mi cariño siempre.
Me ha parecido un relato con una ambientación muy muy cinematográfica. No se... lo imagino en blanco y negro. Y sí, dan ganas de seguir con "la película".
Un abrazo.
Mercedes.
Bajo los acordes esta música nos has descrito un lugar, al que todos recurrimos en determinadas ocasiones, para regresar al pasado y revivir aquellos momentos que se quedaron suspendidos en el aroma de nuestra alma.
Un abrazo
Prudencio,me ha encantado cómo te has metido en la piel del personaje,cansado y nostálgico...y has seguido con él hasta llegar a aquel bar,donde le pasado le esperaba para retomar una historia,que sigue siendo presente en su alma...El amor nos redime siempre,nos impulsa y nos trasciende.
Mi felicitación por tu buena prosa con matices poéticos,amigo.
Mi gratitud por tus palabras y mi abrazo inmenso por tu buen hacer.
FELIZ SEMANA,PRUDENCIO.
M.Jesús
HOLA !!!! PRUDENCIO, HACIA UN TIEMPO QUE NO TE VISITABA, Y COMO SIEMPRE LO HACES ME GUSTA LO QUE ESCRIBES,MUY INTERESANTE TU RELATO.
UN GRAN ABRAZO.
Yo también me he quedado a medias de ver la película, espectacular tu relato Prudencio, y me ha encantado la forma que le has dado..Felicidades...Un beso y que pases un buen día..
Me gustó tu relato, Prudencio. (Engancha).
Un abrazo.
Sentía la melodía en tus letras, me transportaron a ese sitio, a esas miradas...al mar.
Abrazos gigantes mi querido amigo, precioso relato!
un relato entretenido, me gustó
saludos
Me has recordado un poema que escribí en el año 2009.
UNA NOCHE EN EL WHISKY JAZZ CLUB
Pedro Iturralde regalaba sonidos de ceniza.
La noche llenaba de densos presagios negros
y al fondo brillante de las copas,
le nacían amargos posos de tristeza,
encharcados en alcohol y humo de cigarros.
Las desorbitadas miradas de los ases del jazz,
junto a sus callados instrumentos,
adornaban las paredes de ladrillos y recuerdos
y viejos camareros, hacían mover la noria
con cangilones de fuego etiquetado.
Había una triste soledad en los silencios
y solo el brillante sonido del saxofón,
con su ternura viva,
presta olor a las marchitas flores de papel
que lloran su impostura en los viejos veladores.
Entre ella y yo,
atravesando las barreras del humo y la razón,
se inicia un inconcluso dialogo de miradas furtivas,
de palabras no pronunciadas,
de presagios de caricias torpemente diseñadas
de besos sin camino de ida y vuelta,
Salimos a la noche
con el swing pegado en los talones
y un coro de barrenderos
consume una triste danza de bienvenida
y brillantes arcos de lluvia dirigida
hacen de puente, en el colorista dialogo
de parpadeos, suelos mojados y estrellas.
Cogidos de la mano,
olvidamos nuestro pulso entrecortado
que no llega al peligro del incendio.
Se ha roto el hechizo.
Acalladas las notas que aceleraron los pulsos,
nos vamos perdiendo por calles sin sentido
que nos van llevando al desapego.
Y aquella pasión, apenas iniciada,
se disuelve en la noche
como leve pavesa de desamor y tristeza.
En el Whisky Jazz Club,
le han puesto a los sentimientos los cerrojos.
El saxo de Iturralde ya no sabe de caricias
y lo mismo que nosotros,
va perdiendo en la noche el brillo y los deseos.
Perdona la intromisión.
Un abrazo.
Prudencio,cómo te encuentras..aquí pas´randome nuevamente por los blogs..poco tiempo pero bien aprovechado..
Mira de tu relato rescato varias cosas,como te pones en la piel de tu relatado,como creas el ambiente..,y me parece muy bueno..ahora no se si será la influencia de mi tango..tan argentino o rio platense..pero me daba para tango no se porqué!!!
sabes que no puedo dejar de emitir lo que opino..y sin desmerecer al jazz..qué bien le habría venido al tango medio arrabalero!!!
besos para ti y tu señora!!
me encantó la atmósfera como la recreas y la haces patente en el relato
felicitaciones Prude
The bird lejos el saxofonista con más sentimiento
besitos y luz
Publicar un comentario